La mala calidad de unas gafas de sol puede perjudicar nuestra visión.


Lo tengo decidido, este año me doy un capricho y renuevo mis gafas de sol... Pero... ¿cuáles me compro? Y es que, la moda es importante, pero más lo es la salud de nuestros ojos.
Por eso, hay un primer mandamiento que debe ser de obligado cumplimiento para todos: sean como sean las gafas que quieras comprar, que cuenten con los certificados de calidad de la CE. Porque, si atendemos a los datos que proporcionan los expertos en el sector de Óptica Roma, se calcula que el 60% de las gafas que se venden al año en España no proceden de centros adecuados.

Es decir, que se adquieren en el ‘top manta’ o en mercadillos. Estas "gafas de sol" no son, ni mucho menos, adecuadas para nuestra visión, ya que están fabricadas con plásticos que generan aberraciones y deformaciones de las imágenes, que acaban repercutiendo en nuestra calidad de visión, llegando a provocar mareos y dolores de cabeza.
No son juguetes. Las gafas de sol para los niños no deben ser un juguete: deben ser homologadas para impedir daños oculares en una etapa de la vida en la que el ojo todavía no se ha desarrollado totalmente, puesto que su cristalino deja pasar el 90% de los rayos UVA y el 50% de la UVB, lo que a corto plazo puede producir queratitis –fotofobia y enrojecimiento de los ojos–, pero también efectos a largo plazo, que se notarán en la edad adulta.
Para contar con todas las garantías necesarias, las ópticas son los lugares de compra con cumplen con todos los parámetros de seguridad y calidad imprescindibles.

Riesgos
Ese no es el único riesgo. Una exposición inadecuada a rayos ultravioleta puede causarnos enfermedades oculares, como cataratas o maculopatías, que a largo plazo puede hacernos perder visión. Una lente oscura sin la debida protección sólo hace que la pupila se dilate, permitiendo así que la radiación dañina pase como por una puerta abierta. A la hora de elegir las gafas de sol que mejor se nos adapten, debemos fijarnos en el tamaño, en su curvatura y en el color de los cristales. Las hay de pasta, de metal y montadas al aire, tipo pantalla... Para gustos, los colores, pero siempre con calidad garantizada.

¿Y en el agua?
Si tenemos en cuenta la calidad de las gafas de sol, a la hora de comprar una gafa acuática para los más pequeños también debemos tener en cuenta aspectos como que tengan un campo de visión de 180 grados para evitar la sensación de claustrofobia; que sus formas deben ser redondeadas; la gafa debe ser de silicona hipoalergénica para evitar alergias; las lentes deben ser de Plexisol para proteger contra los rayos UVA y UVB, ofrecer un tratamiento anti‐vaho para que no se empañen y deben ser resistentes a golpes y a roces.