¿Podemos ver con los oídos?

Científicos de todo el mundo compiten por desarrollar un dispositivo que permita a las personas invidentes ‘visualizar’ el espacio a partir de sonidos. Los mecanismos de plasticidad cerebral están abriendo la puerta a soluciones que hasta hace poco parecían de ciencia ficción.

Luis Palomares tiene 39 años y perdió la vista paulatinamente a causa de una retinosis pigmentaria hasta quedar totalmente ciego. Un día acudió a su oftalmólogo para confesarle que tenía un problema muy serio: pensaba que todavía veía. Cuando estaba esperando el metro, por ejemplo, podía ver el tren entrando en la estación o visualizaba las puertas al abrirse. Su cerebro reconstruía las imágenes tras escuchar sonidos que le resultaban reconocibles por su experiencia en el pasado. “El problema es que si me había equivocado y mi oído me había dado una falsa información yo podía meterme entre vagón y vagón pensando que estaba entrando por la puerta”, explica. Aún ahora, su cerebro sigue reconstruyendo imágenes en función de lo que escucha o lo que reconoce. “Me ha pasado cientos de veces”, relata a Next, “estar cenando en mi cocina y reconstruir mi entorno perfectamente, saber que tengo a la derecha la vitrocerámica, al otro lado el rollo de papel de plata… Y de repente me levanto, voy a apagar la luz y descubro que ya estaba apagada. Entonces, justo en ese momento, ¡se me oscurece todo el entorno!”, exclama. “Es espectacular”.

La recreación de imágenes visuales en personas ciegas es un descubrimiento relativamente reciente de la neurociencia. Una de las primeras pistas de que los estímulos estaban interrelacionados se obtuvo tras observar cómo personas ciegas de nacimiento dejaban de poder leer en Braille cuando les inhibían con estimulación magnética el área visual: estaban utilizando las neuronas de la visión para interpretar señales táctiles. Pruebas de neuroimagen más recientes también muestran que los sonidos activan el área visual, como si el cerebro quisiera traducirlo todo a imágenes a pesar de que la persona no pueda ver.
Pat Fletcher, neoyorquina de 50 años, perdió la vista en un accidente cuando tenía 21, y narraba cómo al utilizar por primera vez un programa que traduce las imágenes a sonidos se quedó sin respiración al comprobar cómo la imagen de una valla se materializaba en su mente. “Me di la vuelta y casi pude ver la valla cruzando por mitad de mi estudio. Me dije: “Oh, Señor, ¿qué es esto? Y sentí un escalofrío por la espalda”.

“Todos estos mecanismos están basados en la plasticidad sensorial cruzada”, explica el neurocientífico Javier Cudeiro. “Tú puedes manipular un sistema sensorial y alterar otro distinto porque entre ellos están comunicados, intercambian información”. El lóbulo occipital, la zona trasera del cerebro que alberga la capacidad de ver, posee una zona especializada llamada complejo occipital lateral, en la que, además de los estímulos visuales, se gestionan señales relacionadas con el tacto o con la audición. “Lo que sabemos ahora es que la corteza visual es multitarea, es decir, un mismo objeto tiene varias representaciones, visuales, auditivas y táctiles, y si te falla una de las representaciones aún puedes percibir el objeto con una de las otras”, explica Cudeiro. “Esto hace que la corteza visual sea capaz de ponerse en marcha cuando llegan señales de otros sentidos”. De hecho, es precisamente esta capacidad la que están utilizando equipos de investigación de todo el mundo para desarrollar dispositivos que permitan a las personas invidentes orientarse y “ver” a su alrededor a través del oído.

Fuente: Antonio Martinez Ron